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Presentación
Después de 1846 el Dr. John Snow perfeccionó la manera de administrar anestesia tanto a animales como a pacientes usando éter como agente anestésico; posteriormente Sir Víctor Horsley, neurocirujano, quien escogió el cloroformo para sus pacientes, no presentó gran avance en la aplicación clínica de la anestesia.
De Martel en 1913 y Cushing en 1917 recomendaron el uso de anestésicos locales en la realización de procedimientos neurológicos porque pensaban que las condiciones intracraneales les eran más favorables. En 1928 se comenzó el uso de la intubación orotraqueal. En 1934 fue introducido el uso de tiopental en la anestesia clínica por Lundy y Waters, volviéndose de uso frecuente, junto con el óxido nitroso, durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1950 aparece el halotano como agente anestésico inhalado, desplazando definitivamente al éter, al cloroformo y al ciclopropano. Su uso se popularizó rápidamente debido a su potencia y facilidad de administración, y desde esa época hasta hoy ha desfilado un buen número de agentes inhalatorios, cada vez menos tóxicos, más potentes, de rápido inicio de acción y rápido despertar.
También aparecieron los relajantes musculares, que si bien ayudaban al proceso de la intubación traqueal y al proceso quirúrgico, también aumentaron la mortalidad perioperatoria.
Para la época se comienzan a conocer más profundamente los aspectos fisiológicos involucrados en el devenir del acto anestésico, se hace imperioso el uso del monitoreo, actualmente muy sofisticado, se adquiere experiencia en el manejo de la vía aérea, se diseñan elementos que ayudan a conducir el manejo adecuado de la intubación traqueal por difícil que sea.
Hoy entendemos que la anestesiología es una ciencia que cobija no sólo el acto anestésico como tal, sino que abarca el preoperatorio y el posoperatorio. Eso quiere decir que el anestesiólogo es un profesional que debe conocer todos los aspectos médicos clínicos de los pacientes que van a ser intervenidos quirúrgicamente, debe anticiparse a las posibles complicaciones que se puedan presentar como producto de las comorbilidades del paciente y/o del acto anestésico y quirúrgico como tal, es decir, debe hacer una buena valoración preanestésica.
Hoy se puede decir que no hay ningún paciente, por complicado que esté, al que no se le pueda administrar anestesia y permitirle que se le solucione quirúrgicamente su patología, con el único propósito de proporcionarle una buena calidad de vida. Tenemos en nuestras manos esa potestad.
Hemos desarrollado una nueva subespecialidad, el manejo del dolor. El dictum de años pasados: “le duele porque está operado” no tiene razón de ser. Tenemos los procedimientos y los medicamentos para mitigar la sensación dolorosa casi en su totalidad.
Ahora, si el paciente o el procedimiento quirúrgico o anestésico ameritan cuidados especiales en el posoperatorio inmediato, tenemos las unidades de cuidado intensivo y los especialistas en medicina crítica para que, con su conocimiento y experticia, logren devolver a sus seres queridos a los apacientes que denominamos críticos.
Esos profesionales de la medicina que desarrollan a diario las actividades médicas a las que me he referido en los párrafos anteriores son los que con gran acierto ha escogido el Dr. Raúl Carrillo Esper para que deleiten a los lectores con los 29 capítulos que conforman Tópicos selectos en anestesiología.
El Editor, Dr. Raúl Carrillo Esper, definió que no se revisarían los temas correspondientes a ciencias básicas, puesto que el objetivo principal es el de ofrecer al lector una guía práctica cotidiana que sirva de guía o consulta en temas específicos. En cambio, se revisan temas que no son fáciles de conseguir en cualquier texto, como anestesia fuera del quirófano, anestesia oncológica, anestesia en el paciente con adicciones y anestesia en el paciente geriátrico.
A pesar de que actualmente se encuentra gran cantidad de publicaciones de todos los temas, provenientes de autores reconocidos de diversa partes del mundo, las publicaciones de textos guía escritos por autores de Latinoamérica sobre anestesiología son pocos. Quizá el primero de ellos fue el Texto de anestesiología teórico–práctico, escrito en 1986 por el Dr. J. Antonio Aldrete. Posteriormente apareció Temas selectos en anestesiología y cuidado crítico, escrito por Edgar Celis Rodríguez en 2001, y Temas prácticos en anestesia y medicina perioperatoria, por Jorge Plaza, en 2002.
No tengo la menor duda de que Tópicos selectos en anestesiología marcará un hito en las lista de obras que sobre este tema se han publicado y que se convertirá en texto de consulta para estudiantes y profesionales de la anestesiología.
Contenido
Introducción
Raúl Carrillo Esper
Prólogo
Edgar Celis Rodríguez
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