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Presentación
La importancia de la valoración preoperatoria se ha establecido desde hace muchos años; poder determinar el riesgo de que un paciente sufra complicaciones por la realización de un acto quirúrgico ha sido una preocupación constante tanto de los cirujanos como de los anestesiólogos, al principio de los cardiólogos y después de los internistas y los intensivistas.
Desde el decenio de 1970 se han determinado y sistematizado diversas escalas que permiten establecer cada vez con mayor precisión el riesgo que tiene un paciente de presentar complicaciones debidas a un acto quirúrgico; para ello se ha ido estableciendo la necesidad de realizar diversas exploraciones clínicas, de gabinete y de laboratorio con el fin de precisar situaciones clínicas y subclínicas que hacen que exista mayor o menor probabilidad de que se presenten estas complicaciones. Aunque las escalas son cada vez más precisas, finalmente el establecimiento del riesgo se determina casi siempre con un cierto grado de incertidumbre.
Con el paso del tiempo han sucedido dos cambios fundamentales; el primero es el surgimiento de la extensión de la valoración preoperatoria al concepto de cuidados perioperatorios, es decir, la inclusión del periodo transoperatorio y los cuidados posoperatorios inmediatos y quizá mediatos. El segundo es el establecimiento de medidas terapéuticas profilácticas que modifican el riesgo y lo disminuyen; ejemplo claro de esto son las medidas antitrombóticas que han disminuido la posibilidad de complicaciones y que han surgido de establecer cada vez con más precisión los mecanismos que las favorecen y su fisiopatología. Lo mismo puede decirse de la precisión de la profilaxis con antibióticos.
La complejidad de este periodo obliga a un concepto de visión globalizadora de los problemas y sus soluciones, una acción integradora de la situación particular de cada paciente y, seguramente, la actuación de diversos especialistas en una interacción que efectivamente determine los riesgos y la posibilidad de mejorarlos. Decíamos que el internista se ha ido involucrando en el manejo de este periodo de los pacientes quirúrgicos; su flexibilidad le permite adaptarse a este cambio e interactuar con los cirujanos, los anestesiólogos, los intensivistas y otros especialistas, de manera de crear e integrarse a un equipo de trabajo con grandes posibilidades de éxito y ofrecer al enfermo la mayor seguridad.
Este concepto de medicina perioperatoria se ha venido desarrollando plenamente desde la década pasada. Este libro es una muestra de la existencia de estos equipos médicos que permiten no nada más establecer los riesgos, sino las medidas que permitan disminuirlos. En el libro queda precisamente determinada no sólo la existencia de estos grupos, sino la participación determinante de los internistas en ellos. Como innovación el libro extiende su contenido para incluir la problemática de algunos pacientes de manera muy precisa, como el caso de los que sufren adicciones, del desafortunadamente frecuente y difícil problema de las pacientes con preeclampsia y eclampsia, y otras precisamente tratadas de situaciones muy frecuentes, pero no menos difíciles, como la del paciente hipertenso.
Contenido
Prólogo
Manuel Ramiro H.
SECCIÓN I. ABORDAJE PERIOPERATORIO GENERAL
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